DM.- Maestro, he leído una y otra vez lo que escribes sobre la finalidad de las cosas, y no logro entenderlo.

A.- ¿Qué es, exactamente, lo que no entiendes?
DM.- Por qué crees que las cosas tienen finalidades, que van hacia algún sitio, como si estuviesen…
A.- ¿Destinadas?
DM.- Sí, eso, como predestinadas, por alguien.
A.- Entonces ¿cómo dices tú que ocurren? No creerás que suceden al azar, ¿no?
DM.- No, no lo creo, aunque… ¿por qué no?
A.- Hombre, sería mucha casualidad que pasen siempre lo mismo. Aparte de que creo que la

DM.- Vale, acepto que no son casuales, pero ¿por qué pensar (como das a entender) que es el futuro el que causa lo que está ocurriendo ahora, y no al revés, como creen los más físicos? Porque tampoco me cabe en la cabeza que lo que no existe, como el futuro, opere sobre lo que está pasando.
A.- Escucha, y dime: ¿cómo “sabe” un cuerpo físico hacia dónde tiene que ir? Por ejemplo, uno de

DM.- Porque hay unas leyes que relacionan un acontecimiento con otro, o sea, su estado pasado con el que vendrá luego, ¿no?
A.- Muy bien, así que el futuro está ya escrito, en esas leyes…
DM.- De acuerdo ¿y qué?
A.- ¿No aceptas entonces que el futuro ya existe de alguna manera?
DM.- ¿De qué manera?
A.- En esencia, porque es como es, al menos en parte (en la parte en que esté sometida a leyes).
DM.- En ese sentido, sí, en las leyes todo está ya escrito…
A.- Como mínimo, entonces, tanto derecho tienes para decir que el pasado determina al futuro como a la inversa ¿no te parece?
DM.- Puede ser.
A.- Pero ¿crees que el que las cosas se muevan, y lo hagan de manera no

DM.- Claro.
A.- ¿Qué tiene el pasado para hacer eso? ¿Crees que, por ejemplo, de que se de la semilla se deduce que se tiene que dar luego (si ningún accidente externo lo impide) la planta y la flor?... ¿No me dices nada?
DM.- Es que todo lo que se puede decir es que ocurre así, y ya está.
A.- O sea, que es un milagro… Pero no es así. Desde el pasado no se puede explicar que el futuro esté determinado. Sabes que yo creo que el cambio consiste en que las cosas tienden a pasar de lo potencial a lo actual, cada una según la ley propia de su especie, como puede observarse en la naturaleza, sobre todo en la naturaleza viva, que siempre, salvo accidentalmente, tiende a realizar la forma de la especie de que se trate: por ejemplo, salvo por enfermedad o accidente externo, de un pez nace un pez. Pero también pasa eso entre los seres inertes, que siempre se mueven de acuerdo con su propia naturaleza. ¿No te convence eso?
DM.- Así ocurre.
A.- Y esa naturaleza o esencia, o forma sustancial, como la llamo, es la única explicación racional de que las cosas sucedan de una manera y no de otra, o sea, según leyes. Y esas formas, aunque se realizan sólo al final del proceso, ¿no tienen que estar rigiendo desde el principio? Quiero decir, por ejemplo, que la forma humana tiene que estar rigiendo ya el desarrollo del feto, aunque actualmente no tiene forma humana plenamente desarrollada… ¿Me explico?
DM.- Sí. ¿Entonces crees que todos los seres tienen algo así como voluntad?

DM.- Está bien, pero ahora me pregunto ¿para qué sirve todo eso, saber que cada cosa tiene una esencia y una finalidad? ¿No será mejor dedicarse a describir cómo sucede, cómo se conecta una cosa con otra?
A.- Bueno, yo creo que casi siempre sirve ¿no? Si sabes que determinado tipo de seres siguen regularmente cierto camino, podrás suponer qué camino tiene que seguir este ser que pertenece a esa especie. Pero vamos a suponer que no sirva para nada así. ¿Querrías saber sólo cómo ocurre el proceso, sin tener una teoría sobre la naturaleza, en general?
DM.- ¿Qué más queremos?
A.- Lo que está claro es que si dices eso no tienes un espíritu filosófico, y lo que te importa no es saber por saber, sino que sólo piensas en cómo sacarle algún partido a lo que sabes, como si tu pensamiento tuviera que ser esclavo de tus deseos. Porque, desde luego, si lo que te importase fuese conocer, entonces, saber cómo son las cosas sería para ti utilidad suficiente, ¿no?
DM.- Puede ser, maestro. Y ¿podrás repetirme otro día por qué dices que la medida de la verdad no es la utilidad?
A.- Cuando quieras. Aunque di más bien que la verdad sí tiene del todo que ver con la verdadera utilidad, no con esas utilidades que preocupan a los comerciantes.

¿Crees que las cosas tienen alguna finalidad o, más bien, que ocurren porque ocurren?
¿Qué relación crees que hay entre leyes naturales, azar y finalidad?
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