Enseguida unos cuantos jóvenes inteligentísimos (o sin nada mejor que hacer) se entusiasmaron con la filosofía de Kant. Tanto la leían y releían que… le encontraron fallos. Aunque, claro, como buenos discípulos, prefirieron expresarlo diciendo que sólo estaban sacando las consecuencias necesarias de lo que el maestro debería haber dicho… Kant no estaba de acuerdo, pero ya no tuvo ganas de discutir mucho con jovenzuelos precipitados.
¿Qué fallos de Kant eran esos?
-Según Kant nuestro conocimiento no llega a las cosas en sí mismas, sino que somos seres limitados, condicionados: vemos las cosas según nuestra forma predeterminada o a priori, que es la sensibilidad y el entendimiento. De lo que está más allá de los sentidos no podemos decir nada, salvo que debe haberlas, para que pongan en movimiento nuestro conocimiento. Pero esto parece significar que las cosas en sí mismas (los noumena), al entrar en contacto con nosotros, provocan o causan nuestro conocimiento. ¡Claro! –pensareis- ¿qué tiene eso de extraño?
Pues tiene que, según el propio Kant, la noción de ‘causa’ es una de nuestras categorías o conceptos a priori, vacíos, que sólo podemos usar para referirnos a lo que se da en la sensibilidad. Así que NO PODEMOS USAR LA NOCIÓN DE CAUSA PARA REFERIRNOS A LAS COSAS MISMAS O A SU INFLUENCIA EN NOSOTROS. Tampoco podemos usar para ellas (o ella, o ello… porque no podemos saber si el noúmeno es singular o plural) los conceptos de ‘existencia’, ‘unidad’, ‘pluralidad’… No podemos decir nada de ella/o(s). Así que son NADA DE NADA.
-Otro fallo (al menos aparente) de la filosofía de Kant es que hablaba de muchas cosas de las que, según ella misma, no se podía hablar: sobre todo, del Yo. ¿Qué experiencia podemos tener del yo abstracto y de sus categorías? Kant creía que esto era simplemente analizar nuestro conocimiento, que el sujeto no era un ser o sustancia.
Esos jóvenes no están de acuerdo, ni con la existencia de cosas fuera del Sujeto, ni con que el Sujeto sea nada. Las cosas en sí, fuera del sujeto, son pura nada; el Sujeto (el Yo) lo es todo. A esto se le llama IDEALISMO ABSOLUTO, o simplemente Idealismo (Alemán: es un producto típicamente alemán, como las salchichas).
El Idealismo da, pues, el paso que Kant no hubiera dado jamás (sin dejar de ser Kant): todo, no sólo la forma del conocimiento, sino también el contenido, todo, es producto del Sujeto, del Yo. Nada hay fuera del Sujeto Universal. No sólo el Sujeto es algo real, sino que es todo lo real. A este ser total y único lo llamará Hegel el Espíritu Absoluto.
(Hegel, el más importante de los idealistas alemanes –valga la redundancia-, es, por cierto, el filósofo al que todo el mundo debe nombrar cuando quiera insultar a alguien. Si tu amigo se está haciendo un lío, puedes decirle “pareces Hegel”, y te quedas tan ancho. Si no entiendes a alguien, lo mismo, con llamarle Hegel queda instantáneamente refutado. -Por supuesto, esta posibilidad es inversamente proporcional al grado de lectura atenta que se haga de Hegel-).
El Espíritu Absoluto, según Hegel, lo es todo, pero Él (el Espíritu Absoluto, se entiende) se va presentando por partes o momentos a lo largo de la Historia. Su movimiento universal tiene tres fases o momentos:
-Primero se presenta como noción abstracta, general, vacía (tesis)
-En segundo lugar, dado que lo abstracto está incompleto y vacío, surge la noción de lo particular, lo contingente, (momento negativo, o antítesis).
-Por último, el Espíritu se presenta como la unión o “armonía” de los dos momentos anteriores, como Individuo Absoluto (no relativo), completo (síntesis).
Veamos algunos ejemplos:
-La propia realidad es una síntesis de Ser y Nada. Ser es Todo (todo es). Pero es, a la vez, nada, porque el Ser es ninguno de los seres en concreto. Así que Ser y Nada son lo mismo, visto desde el lado positivo y el negativo. Cuando los "juntamos" ambos, con un sobreesfuezo mental que se llama filosofía, surge el Cambio, el Universal Devenir.
-En la Política, la Historia Humana a) empieza con un Estado absoluto, en que los individuos no pintan nada, no existen, no son más que esclavos de esa abstracción que es el Estado (por ejemplo, en la China Antigua, o en Egipto).
b) Pero el hombre no puede soportar esa situación abstracta y reclama su libertad individual. Esto pasó en Grecia, con la llegada de la democracia. Y, más recientemente (en el siglo XVIII) con el final de las monarquías absolutas)
c) La situación más perfecta no es ni una ni otra, ni el estatalismo ni el anarquismo, sino la síntesis, en la cual el individuo se da cuenta que sólo es realmente libre viviendo en un Estado en que la Unidad no excluya la Singularidad de los ciudadanos. Según Hegel, esto se ha alcanzado en su época, con la monarquía constitucional!
-Otro ejemplo: el desarrollo de un individuo humano
a) Un niño es un individuo sin libertad, que vive en la fantasía y recibe todas sus normas de conducta desde arriba. No tiene sentido de la personalidad propia, de su Yo.
b) Un adolescente se rebela contra eso y reclama su individualidad. Pero lo lleva hasta el extremo contrario, rechazando todo lo demás.
c) El adulto es el que debe integrar los dos aspectos, su individualidad y su vida en sociedad (familia, estado).
El problema que se les plantea a los idealistas es el mismo que a los que decían que Dios, el ser Perfecto, ha creado el mundo, que es imperfecto. ¿Por qué el Espíritu Absoluto se puso a moverse, dando lugar a la Historia? ¿Por qué no se estuvo quietecito, en su absolutez e infinitud, y dió lugar a esta tragicomedia que acaba reabsorviéndose allí de donde salió?
Con el idealismo vuelven las viejas ideas metafísicas, aunque vestidas a veces con otros trajes, más a la moda. Por ejemplo, Hegel cree completamente válido el Argumento Ontológico: este razonamiento no hace más que seguir el movimiento del Espíritu (que cada uno llevamos dentro) por el cual no podemos quedarnos en lo pasajero y contingente, sin buscar una fundamento absoluto para la realidad. Por supuesto, el Espíritu Absoluto de Hegel (dentro del cual existe todo lo que existe, incluido tú) es el antiguo Dios. Por eso a Hegel se le llama a menudo Panteísta, que es el que afirma que todo lo que existe es sólo Dios.
La intención kantiana de acabar con las discusiones metafísicas y traer la paz al pensamiento duró poquísimo. Aunque quizás Kant, como creía él mismo, sólo influiría lo que debería influir, pasados unos siglos, cuando la humanidad estuviese madura para entenderle.
¿Es el Idealismo una consecuencia necesaria y lógica a la filosofía kantiana?
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