“De todo lo que trata de los números y la geometría y de toda la instrucción que debe ir antes de la dialéctica, hay que ponérselo delante cuando sean niños, pero no dando a la enseñanza una forma que les obligue a aprender por la fuerza.
-¿Por qué?
-Porque no hay ninguna disciplina –dije yo- que deba aprender el hombre libre por medio de la esclavitud. Si puede suceder que los trabajos corporales no deterioren más el cuerpo por haber sido realizados obligatoriamente, el alma en cambio no conserva ningún conocimiento que haya entrado en ella por la fuerza.
-Cierto.
-No emplees pues la fuerza, mi buen amigo para educar a los niños, que se eduquen jugando, y así podrás conocer mejor también para qué está dotado cada uno de ellos”. (República, VII)
Hay dos modelos de educar. Está el modelo antiguo, el que preferían nuestros padres cuando sus hijos cometían alguna falta, y que muchos usan todavía hoy, y que, si bien reprime con cólera, también exhorta amablemente. Por otro lado están los que, depués de pararse a pensarlo, llegaron a la conclusión de que toda falta de conocimiento es involuntaria, y que quien crea ser sabio en algo, no querrá aprender ya nada. Por eso, dicen, la educación con amonestaciones cuesta mucho y da poco resultado. Así que recurren a otro procedimiento. Interrogan primero sobre aquello que alguien cree que dice, cuando en realidad no sabe lo que dice. Luego cuestionan fácilmente las opiniones de esos, y les muestran otros argumentos, confrontándolos con los que aquellos tenían. Al ver esto, los cuestionados se enfadan consigo mismos y se calman frente a los otros.
(El Sofista, 229e y ss)
-¿Por qué?
-Porque no hay ninguna disciplina –dije yo- que deba aprender el hombre libre por medio de la esclavitud. Si puede suceder que los trabajos corporales no deterioren más el cuerpo por haber sido realizados obligatoriamente, el alma en cambio no conserva ningún conocimiento que haya entrado en ella por la fuerza.
-Cierto.
-No emplees pues la fuerza, mi buen amigo para educar a los niños, que se eduquen jugando, y así podrás conocer mejor también para qué está dotado cada uno de ellos”. (República, VII)
Hay dos modelos de educar. Está el modelo antiguo, el que preferían nuestros padres cuando sus hijos cometían alguna falta, y que muchos usan todavía hoy, y que, si bien reprime con cólera, también exhorta amablemente. Por otro lado están los que, depués de pararse a pensarlo, llegaron a la conclusión de que toda falta de conocimiento es involuntaria, y que quien crea ser sabio en algo, no querrá aprender ya nada. Por eso, dicen, la educación con amonestaciones cuesta mucho y da poco resultado. Así que recurren a otro procedimiento. Interrogan primero sobre aquello que alguien cree que dice, cuando en realidad no sabe lo que dice. Luego cuestionan fácilmente las opiniones de esos, y les muestran otros argumentos, confrontándolos con los que aquellos tenían. Al ver esto, los cuestionados se enfadan consigo mismos y se calman frente a los otros.
(El Sofista, 229e y ss)
- lo que falta es disciplina, como había antes.
- Si no les obligas, lo que quieren es vaguear. No aprenden porque no les da la gana (a nadie nos gusta saber, por supuesto).
- La enseñanza no es un juego, sino un trabajo (y un trabajo no es un juego, claro, sino algo serio y duro -porque la realidad es dura-).
¡Estúpidos antiguos! ¡Idiota Platón!
Uff, es dificil encontrar un rato libre para pasearse por el blog en estos tiempos, jeje. Bueno, hoy lo he conseguido.
ResponderEliminarA ver, en primer lugar, es curioso como los sofistas una tendencia, a priori, tan distante de Platón coincidan en este hecho (no educar por la fuerza), aunque lo afronten de forma diferente.
Otra cosa que me parece importante, es el concepto de sabio. Yo creo que una persona con un amplio conocimiento de un tema nunca se llamará a sí mismo sabio (seriamente, tal vez sí cuando está de broma), pues si alguien es realmente inteligente, como lo son todas las personas, entonces es capaz de darse cuenta de sus carencias y su verdadera ignorancia en otros temas. La principal diferencia entre unos y otros (creo yo) se encuentra en los esfuerzos por subsanarla/as.
Un saludo.
Asensio,
ResponderEliminares que el parecido entre sofistas y Platón es más aparente que real. Aunque la persuasión (el arte de convencer, la manipulación) no parece fuerza, lo es. Es una manera sutil de ejercer la fuerza.