Muchas veces Nietzsche lo expresa diciendo que la perspectiva tradicional se funda en la creencia de que las cosas tienen valor y sentido, que existen la libertad y la finalidad.
Sin embargo, luego le vemos a él mismo defendiendo otros valores y otro sentido de las cosas (la voluntad de poder, la vida, la diferencia y jerarquía), proponiéndonos otros fines (amar la vida, ser superhombres).
¿Tiene Nietzsche una propuesta moral, un sistema de valores, alternativo al tradicional? ¿Puede Nietzsche tenerlo, dado que él mismo ha rechazado que se pueda hablar del valor de las cosas, de finalidades que perseguir?
Moral o “moral”. Lo Bueno y lo Vital
Esta es una forma (entre otras) de la “contradicción” que muchos encuentran en el pensamiento de Nietzsche. Quizás sea una verdadera contradicción (incluso a algunos creen que Nietzsche la asume y la quiere; otros creen que una contradicción tan gorda puede volver a uno loco), pero intentemos entenderla como no-contradicción. Para ello tendremos que recurrir a un truco que los teólogos medievales usaban a las mil maravillas: hacer distinciones en el sentido de la (misma) palabra. En este caso, quizás palabras como ‘valor’, ‘moral’, ‘finalidad’ pueden significar cosas diferentes:
En un sentido restringido de los términos ‘moral’, ‘valor’, ‘finalidad’, Nietzsche predica la no-moral, el no-valor, la no-finalidad de toda la realidad. Es amoral. Y la visión tradicional sería la única visión moral y teleológica (finalista) del mundo.
Pero en un sentido amplio, entendiendo moral como toda búsqueda de un sentido de la existencia, Nietzsche sí tiene una moral, precisamente la inversa, según él, a la moral tradicional. A veces Nietzsche, para distinguir, llama a su moral, “moral sin moralina”, la moralina sería la moral pobre, la de la tradición metafísico-cristiana. Podríamos decir que su moral es la moral amoral. Y que el “mal” o “error” de la moral tradicional es ser la moral moral.
“Mi tesis capital: no hay fenómenos morales, sino sólo una interpretación moral de esos fenómenos. Esta interpretación misma tiene un origen extramoral”. Fragmento póstumo.
¿Cómo puede explicarse esa diferencia en el sentido de las palabras ‘moral’, ‘valor’, ‘finalidad’?
Detrás de toda idea y de todo acto, hay, dice Nietzsche, una Voluntad, que es Voluntad de Poder. La diferencia es si esa voluntad es fuerte o débil, afirmativa o negativa.
Como para Kant (y para muchos otros) para Nietzsche la Acción, la praxis, es superior al conocimiento, el Querer es más fundamental que el Saber. Pero ¿cómo queremos actuar? ¿Cómo “debemos” querer actuar? Esto nos lo dice, tradicionalmente, la moral (la moral moral). Nietzsche cree que esta moral se basa en graves errores, todos ellos conectados. Debe ser sustituida por la moral amoral.
Veamos los “errores” de la moral moral, antes de ver la moral amoral de Nietzsche:
Las leyes del rebaño
Según la visión moral tradicional y “normal” (judeo-cristiana y platónica, y también moderna):
-Toda acción es libre y elegida voluntariamente por el sujeto. Si no fuese así, decimos, no se le podría culpar ni alabar. Si no se fuese libre, habría que aceptarlo todo.
Pero, objeta Nietzsche, en verdad no existe la libertad, todo sucede como sucede, y nada más. La libertad es un concepto metafísico (como ya sabía Kant), no natural. Así que nadie tiene culpa (ni mérito) de lo que pasa, ni de lo que “hace”.
Ni siquiera hay un Dios que tenga la culpa de lo que existe:
“Nadie tiene la culpa de su existencia - Falta un ser a quien se pudiera hacer responsable de que alguien en absoluto exista, de que alguien sea tal y como es […] Es un gran consuelo que falte semejante ser.” Fragmentos póstumos 15(30)
Así que están injustificadas las ideas de Culpa, Mérito, y, en general, toda la justicia. Tanto lo perjudicial como lo benéfico, son inocentes. La naturaleza es inocente, porque en ella todo sucede sin intención, ni buena ni mala.
Pero eso no quiere decir que haya que aceptar todo lo que ha sucedido: hay que rechazar lo perjudicial, pero sin atribuirle intención:
“La absoluta necesidad de todo acontecer no tiene nada de coacción: quien ha visto y sentido esto con profundidad ha llegado a las alturas del conocimiento. De su creencia no resulta ni un perdón ni una disculpa: tacho una frase que me ha salido mal aunque vea la necesidad por la que me ha salido mal, porque me molestaba el ruido de un carro” (nota póstuma, de 1886)
-La moral tradicional cree, también, que existe un orden moral natural, una ley natural de lo bueno y lo malo, y nosotros tenemos que reconocerlo (sea con nuestra razón o nuestros sentimientos) y seguirlo.
Según Nietzsche, en cambio, no existe lo Bueno y lo Malo, no hay un orden moral del mundo.
Pero sí existen lo Benéfico y lo Dañino, lo Nocivo y lo Saludable (para la Vida).
-Las acciones, según la moral tradicional, tienen una finalidad, se hacen para algo. Según los hedonistas, lo que buscamos es el placer. Según los platónicos, buscamos el saber.
No, según Nietzsche la Voluntad no quiere otra cosa que ella misma, es Voluntad de Voluntad.
El placer no es más que un síntoma de que nuestra voluntad crece, y el dolor es el síntoma de que nuestro poder decrece. “No queremos ser felices. Eso sólo lo quieren los ingleses”
El conocimiento no es un fin en sí, como creen los socráticos, es sólo un medio, y un medio propio de débiles.
-Pero, sobre todo, en la moral tradicional, el sentido de la existencia, el valor de la vida, está “más allá” de este mundo de cambio y muerte.
De aquí se deducen los valores anti-vitales de
La igualdad,
El Altruismo, la compasión, la caridad.
La paz
La negación del cuerpo (del sexo, de la comida…)
Todos los valores de los débiles e inadaptados, del “rebaño”, que persiguen y condenan todo intento de ser especial, de ser individual y creativo, e intentan medir a todos con el mismo rasero, es decir, con el rasero de los “peores”, de los fracasados.
Pero no, el mundo no tiene el sentido “fuera” de sí. Todo eso es fruto de la debilidad y el resentimiento.
Hasta aquí la moral tradicional, la moral “del rebaño” o “de los esclavos”, cargadita de errores.
La (a)moral de los "señores"
La “moral” de “señores”, que es la propuesta de Nietzsche, es la contra-moral, la no-moral, la amoral. La que no acepta que exista lo bueno y lo malo, la libertad, la culpa, el pecado, las finalidades, el sentido extra o supra-natural.
Hay una forma muy sencilla de encontrar qué valorará esta moral amoral: dale la vuelta a todo lo que se valoraba tradicionalmente. La inversión de los valores cristianos.
“¿Qué es bueno? – todo lo que eleva el sentimiento de poder, la voluntad de poder, el poder mismo en el hombre.
¿Qué es malo? – Todo lo que procede de la debilidad.
¿Qué es la felicidad? – El sentimiento de que el poder crece, de que una resistencia queda superada.
No apaciguamiento, sino más poder; no paz ante todo, sino guerra; no virtud, sino vigor (virtud al estilo del renacimiento, virtù, virtud sin moralina).
Los débiles y malogrados deben perecer: artículo primero de nuestro amor a los hombres. Y además se debe ayudarlos a perecer.
¿Qué es más dañoso que cualquier vicio? – la compasión activa con todos los malogrados y débiles – el cristianismo…” (Anticristo, 2)
La moral tradicional, o sencillamente “la Moral”, consiste precisamente en creer en la moral. Igual que la verdad es que no hay verdad absoluta, la moral es que no hay moral.
Si el gran error del conocimiento es creer que existe lo verdadero y lo falso, el gran “error” en la moral es creer que existe lo bueno y lo malo
“¿Qué valor tienen nuestras estimaciones de valor y nuestras tablas de bienes misma? ¿Qué resulta de su dominio? ¿Para quién? ¿Respecto de qué? – Respuesta: para la vida. ¿Pero qué es la vida? Aquí es necesario, por lo tanto, una versión más precisa del concepto “vida”: mi fórmula para ello reza: la vida es voluntad de poder”. Fragmentos póstumos, 2 (190)
La lógica ilógica (de la moral amoral)
Ahora bien,
-Si no existe la libertad, ¿con qué intención nos propone Nietzsche que cambiemos nuestro sistema de valores? No podemos hacerlo, según él: no somos libres. Parece absurdo hacer una propuesta moral si no existe la libertad. ¿Quién le daría consejos u órdenes a una máquina (suponiendo que esa máquina no sea libre, y sus “actos” ocurran necesariamente como ocurren)? ¿Tiene sentido hablar de Voluntad si la libertad es un mito?
Dice Nietzsche:
“El determinismo sólo es nocivo para aquella moral que cree en el liberum arbitrium como presupuesto de la moralidad, en la “responsablidad”. F.P, 7(60)
Claro que no puede haber responsabilidad sin libertad, pero ¿puede haber siquiera “Voluntad”? ¿Qué significa voluntad, si las cosas no tienen más que un camino? Y ¿puede hacerse recomendaciones morales a quien no tendrá más remedio que hacer lo que hace?
De todas formas, a veces el propio Nietzsche califica al determinismo de una interpretación nuestra de los hechos. La coacción no es demostrable en las cosas. Pero tampoco es demostrable la libertad…
-Si no existen fines, sino que fin es un concepto metafísico inventado por el hombre metafísico, ¿cómo puede Nietzsche proponernos como meta el ultrahombre, la nueva moral amoral? ¿Puede hablar de metas y finalidades quien cree que no existe fin alguno?
Refiriéndose a lo que persigue su filosofía dice:
“la “autosuperación del hombre”, para emplear una fórmula moral en un sentido supramoral” F.P. 2(13)
O sea, es consciente de que usa un lenguaje moral, “autosuperación”, pero pretende darle un sentido supramoral. Ahora bien, la propia palabra “supramoral” ¿no es a su vez, una palabra moral? ¿Se puede hablar de “superación”, de mejor y peor, en un sentido no moral?
Os enlazo un video de un aspirante a superhombre (curiosamente este muchacho es...)
lo del video no le veo mucho sentido...un superhombre no tiene valores como este hombre, y un superhombre ante todo, es uo mbre dotado de salud
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ResponderEliminarMuchas gracias, Mel Ravelo Cordoves
EliminarCreo que es un buen ejemplo de aspirante a suprahombre. La voluntad de poder se expresa plenamente a través del suprahombre y la voluntad de poder es voluntad de superarse a sí mismo. No importan los condicionantes naturales o externos (culturales) que se te impongan, no resignarse y el intento permanente de autosuperación es voluntad de poder.
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