
Los menos ignorantes intentaron refutar a Parménides en su terreno, es decir, en el de los razonamientos. Intentaron probar que de la hipótesis de Parménides se siguen absurdos enormes (que no voy a desvelar, porque espero que lo intentéis vosotros, en la anterior entrada y en ésta misma).
Aquí es donde entra en escena Zenón de Elea, quien, según se cuenta, fue amante de su maestro Parménides hasta que le creció demasiado la barba. Luego, el amor entre ellos fue más bien puramente intelectual.Zenón era un discutidor incansable, y un tipo con mucha personalidad. Se cuenta que cuando un tirano (digamos, un dictador) se hizo con el poder de la ciudad, Zenón, junto con otros, intentó derrocarle. Como le cogieron, el tirano le pidió bajo amenazas que delatase a sus compañeros. Aquí las versiones varían. Según unas, Zenón le dijo: “te lo diré al oído”, y cuando el tirano se acercó, Zenón le arrancó la oreja de un bocado. Otra versión dice que Zenón se mordió la lengua tan fuerte que se la arrancó, y se la escupió al tirano.
Bueno, pues en el asunto del ser y el no ser, Zenón inventó (o descubrió) unos cuantos razonamientos que intentan reducir al absurdo la teoría contraria a la de su maestro Parménides. Supongamos que es verdad que hay muchas cosas, y que cambian, como nos dice el sentido común. Pues esto tendría consecuencias aún más absurdas que lo que dice Parménides de que Todo es Uno. Voy a recordar sólo unos ejemplos, los que parecen más fáciles y que afectan a la realidad (o, lógica) del movimiento.
Aquiles y la tortuga.- ¿Alcanzará Aquiles a la tortuga, si le deja una ventaja de salida en una improbable competición? Los ojos nos dicen que sí, pero la razón, dice Zenón, dice que no. Porque antes de alcanzar a la tortuga Aquiles tendrá que alcanzar el punto donde estaba ésta cuando sonó el pitido de salida. En ese tiempo la tortuga se habrá desplazado algo, por poco que sea. Ahora Aquiles tendrá que alcanzar el nuevo punto, pero entre tanto la tortuga habrá tenido tiempo de ir un poco más allá. Y esto será siempre así. A no ser que la tortuga se quede quieta, siempre habrá una distancia entre ambos, salvo que Aquiles lleve una velocidad infinita.
Otra forma de verlo.- Si quiero recorrer una distancia, antes tengo que recorrer la mitad de esa
distancia, y antes de eso, la mitad de esa mitad, y antes, la mitad de la mitad de la mitad… Si, según dicen los matemáticos, la distancia entre dos puntos contiene infinitos números reales, siempre será divisible cualquier distancia, es más, siempre será infinitamente divisible. Entonces ¿cómo se puede avanzar lo más mínimo? ¡Pensad que, en el infinito, la mitad es igual de grande que la distancia completa (entre 0 y 1 hay infinitos números, tantos como entre 0 y cien mil, ni más ni menos)!Habrá una suculenta gratificación (además de la satisfacción intelectual del asunto) para quien dé la mejor respuesta posible a estas paradojas.



















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